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                       ORACIONES MÁS COMUNES

 

 

             SEÑAL DE LA CRUZ :

Por la señal + de la Santa Cruz,
de nuestros + enemigos líbranos,
Señor + Dios Nuestro.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén

 

 

     Los cristianos hacemos con frecuencia la Señal de la cruz sobre nuestras personas o nos la hacen otros ministros, como en el caso del Bautismo, de la Confirmación, de la Penitencia y de las bendiciones,

     Es un gesto sencillo pero lleno de significado. La Señal de la Cruz es una confesión de nuestra fe: Dios nos ha salvado en la Cruz de Cristo. Es un signo de pertenencia, de posesión. Al hacer sobre nuestra persona esta señal es como si dijéramos: Estoy bautizado, pertenezco a Cristo. El es mi Salvador. La Cruz de Cristo es el origen y la razón de ser de mi existencia cristiana.

     El primero que hizo la "señal de la cruz" fue el mismo Cristo, que "extendió sus brazos  en la cruz y sus brazos extendidos dibujaron entre el cielo y la tierra el signo imborrable de su Alianza" (Plegaria Eucarística primera de la reconciliación). Los cristianos, al trazar sobre nuestro cuerpo  el signo de la cruz nos confesamos como comunidad de los seguidores de Cristo, que nos salvó en la cruz.

     Al entrar en el templo, los cristianos, tenemos la costumbre de santiguarnos con el agua bendita, como recuerdo de nuestro Bautismo.

     Hacemos la señal de la cruz para manifestar que somos cristianos y para pedir a Jesucristo que nos ayude en nuestras necesidades y nos libre de peligros. Manifestar y pedir. La condición de cristianos no es vergonzante, es un título de gloria, es una herencia preciosa que, gratuitamente, hemos recibido de Dios a través de la Iglesia, en esa concreción próxima de la Iglesia que es la familia. Han sido nuestros padres quienes, voluntariamente, nos llevaron a bautizar. Y han sido ellos, junto con el sacerdote y los padrinos, los primeros que trazaron sobre nuestra frente el signo de la Cruz al recibir el Sacramento del Bautismo.

     Hoy parece que la cruz molesta. En realidad, como decía San Pablo, ha molestado siempre. En sí misma, la Cruz es una marca ambivalente que contiene, en su sencillez, odio y amor; rechazo y aceptación; pecado y gracia. Ha sido el Crucificado quien ha redimido la Cruz, convirtiendo en vida lo que sin El sería solamente muerte. Y ese caudal de vida que brota del árbol de la Cruz ha generado toda una civilización y cultura, en cuyo seno se oyó hablar, por primera vez de "derechos humanos"

 

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